Las abejas y los polinizadores han estado moldeando este planeta por más de cien millones de años (datados con carbono-14). Sin embargo en la edad contemporánea la crisis de su supervivencia se extiende por todo el planeta.
Podemos suponer que desde que los humanos aprendieron a cultivar en el neolítico, comprendieron que estas no solo les podían proporcionar miel, sino, eran un agente importante en la polinización de sus cultivos.
El trabajo de los polinizadores
Sin duda, los polinizadores no solo moldearon la biodiversidad previo a la llegada del hombre, sino, lo han acompañado en su peregrinar hasta nuestros días.
Hemos prosperado con una dieta nutricionalmente equilibrada y variada. Los polinizadores han trabajado mediante la polinización, campos, montañas y bosques y por ello contamos con un ambiente diverso y viable para la vida.
Pero ¿Qué está ocurriendo con ellas desde hace algunos años? ¿Nuestro modelo de civilización está rompiendo el balance y equilibrio perfecto de la naturaleza? ¿Cómo estamos gestionando los recursos biológicos de nuestro planeta?
«La destrucción del hábitat está a menudo vinculada a la codicia y el materialismo del mundo desarrollado»
Jane Goodall
¿Somos responsables de lo que ocurre a abejas y polinizadores silvestres?
Tendemos a creer que la naturaleza y sus recursos son infinitos y nos pertenecen, que podemos disponer de ellos ilimitadamente y explotarlos indefinidamente, lo cierto es, que los recursos son finitos y en un equilibrio perfecto.
En cuanto a los seres biológicos la tierra sustenta a millones de especies que cohabitan de manera equilibrada y componen la cadena trófica.
Todos dependemos de todos
Hasta el animal más minúsculo e indeseable del planeta cumple una función vital en su ecosistema, de forma que un cambio en sus hábitos alimenticios, es decir, en las cadenas tróficas, puede comprometer la supervivencia de todo lo que le rodea.
Entre estos importantes animales que nos sustentan existen dos de vital importancia, las abejas en la tierra y el plancton en el mar.
Al día de hoy, agotamos los recursos anuales de la tierra, tenemos a las abejas en riesgo de extinción y los mares completamente contaminados con plásticos. Eso, no es muy meritorio ni seguro para los humanos.
Cometimos un grave error en la agricultura
El comienzo de la agricultura industrial marca un antes y un después en la historia de los polinizadores y en muchas especies de invertebrados.
La sobreexplotación del terreno agrario para alimentar a la población humana está provocando una merma en la población de estos insectos, cuando en realidad, un 70% de dichas cosechas depende enteramente o en parte de su polinización.
Dos tercios de las especies vegetales que florecen dependen de los polinizadores y un tercio de los alimentos que consumimos (Buchman y Nabham, 1996).
Hemos hecho un trabajo tan pésimo en lo que respecta a administrar nuestro planeta que deberíamos tener mucho cuidado antes de tratar de administrar otros.
Carl Sagan
¿Qué hemos hecho mal?
El 27 de septiembre de 1962 se publicó el libro «La Primavera Silenciosa» de Rachel Carson que advertía de los efectos perjudiciales de los pesticidas para el medio ambiente, como una nefasta advertencia de lo que ocurriría a especies tan sensibles como la abeja.
En septiembre de 2010, 42 años después de la advertencia de Rachel Carson y su libro «La Primavera Silenciosa», el Toxicólogo, Dr. Henk Tennekes publicó un estudio científico en la revista, Toxicología. A esto siguió un libro: «Un desastre en potencia».
El colapso de las colmenas
El origen del CCD no es un problema reciente, muchas colonias han muerto desde hace 50- 60 años manifestando problemas similares.
Las primeras disminuciones en las poblaciones de abejas se reportan a partir del año 1965. En el año 1998, se registraron algunos casos en Francia.
La generalidad, durante el último tiempo, es una constante disminución en el número de colonias de abejas en países centro europeos y algún aumento de las colonias en los países mediterráneos y de América.
Síndrome del colapso de las colmenas
A partir del año 2006 una severa mortalidad de colonias de abejas se presentó en todo el mundo recibiendo la misma el nombre de Síndrome del Colapso de las Colonias (CCD).
Desde este evento, numerosos especialistas, comenzaron la investigación de la etiología del suceso.
Los relevamientos de mortalidad evidenciaron que los territorios más afectados fueron aquellos donde se practica una horticultura y fruticultura más profesionalizada.
En segundo lugar, se presentaron apiarios afectados cerca de las fincas de cereales tratados con los agroquímicos imidacloprid y/o fipronil. El síndrome también apareció, puntualmente, en zonas de monte donde se fumigaron eucaliptos. y siembras intensivas
- Una rápida pérdida de abejas obreras adultas de las colonias afectadas, como ocurre en una colonia
débil o la muerte de colonias, con un exceso de crías en relación con las poblaciones adultas. - Una evidente ausencia de abejas adultas muertas, ya sea dentro o fuera de la colmena.
- La presencia de reservorios de alimentos que no son sustraídos por otras abejas o por típicas plagas
de la colmena (el escarabajo de la colmena, polilla de la cera, etc.), o bien estos eventos demoran
en ocurrir.
Pérdida y contaminación de los hábitats
Un cambio en el sistema de hábitat y la poca adaptabilidad de los polinizadores a ambientes plagados de pesticidas agroquímicos han modificado la interacción planta- polinizador.
Que son de gran importancia para estos insectos, especialmente para los polinizadores silvestres que requieren de hábitat imperturbable para anidar, descansar y pecorear.
En el caso de las abejas movimiento de colmenas, la dispersión y propagación de plagas y enfermedades, también es otra de las posibles causas de este síndrome, el ácaro Varroa presenta un claro ejemplo de dispersión.
Adicionalmente los parásitos y sus vectores, principalmente los virus, contribuyen a la generación de deformidades morfológicas de las abejas.
Cuerpo pequeño. abdomen corto, alas deformes; lo que reduce el vigor, longevidad y la viabilidad de estos insectos, consecuencias que pueden influir en la duración del vuelo y en la habilidad de orientación
«Los plaguicidas neonicotinoides son una gran amenaza para los ecosistemas de todo el mundo»
ecocolmena
Polinizadores amenazados
Investigación mundial revela nuevos impactos ecológicos negativos de los plaguicidas neonicotinoides
El Grupo de Trabajo sobre Plaguicidas Sistémicos (TFSP) publicó en Ottawa, Canadá, la segunda edición de su Evaluación Mundial Integrada de los Efectos de los Plaguicidas Sistémicos sobre la Biodiversidad y los Ecosistemas.
Sintetiza más de 500 estudios desde 2014, incluyendo algunos patrocinados por la industria. La revisión también consideró el fipronil, un plaguicida sistémico estrechamente relacionado utilizado en Europa.
Los neonicotinoides
Son tóxicos incluso a dosis muy bajas. Son solubles en agua y muy persistentes (es decir, no se degradan fácilmente) en el suelo, lo que da lugar a una exposición sostenida y crónica en ambientes terrestres y acuáticos.
La aplicación extensiva y rutinaria en agricultura está causando una contaminación ambiental a gran escala y una amenaza significativa para la biodiversidad.
Están ligados a la fuerte disminución de las abejas, también pueden contaminar nuestros sistemas alimentarios.
Plaguicidas sistémicos
Un plaguicida sistémico estrechamente relacionado, el fipronil, se encuentra actualmente en el centro de un creciente escándalo de seguridad alimentaria en Europa.
Después de que se detectaran altos niveles de insecticida tóxico en los huevos vendidos en 15 estados de la UE, además de Suiza y Hong Kong.
Millones de huevos han sido retirados de tiendas y almacenes en toda Europa por temor a que los huevos contaminados representen un grave riesgo para la seguridad de los consumidores.
Agricultura tóxica
Los plaguicidas neonicotinoides son una gran amenaza para los ecosistemas de todo el mundo, según muestra la información contenida en una actualización de la revisión científica más completa realizada a nivel mundial sobre los impactos ecológicos de los plaguicidas sistémicos.
La evaluación actualizada confirma que los neonicotinoides tienen efectos importantes y representan una amenaza mundial para la biodiversidad, los ecosistemas y los servicios de los ecosistemas.
Introducidos por primera vez en la década de los 90, los neonicotinoides son ahora los insecticidas más utilizados en el mundo.
Las aplicaciones agrícolas incluyen tratamientos de semillas, tratamientos de suelo, pulverizaciones foliares y productos para césped.
Los neonicotinoides también se utilizan en la silvicultura, en el tratamiento de pulgas para mascotas y en el cuidado del césped doméstico y comercial.
El uso de plaguicidas es insostenible
Los hallazgos de hoy reiteran la necesidad de detener el uso masivo de pesticidas sistémicos, incluyendo de manera urgente su uso preventivo como el tratamiento de las semillas
Jean-Marc Bonmatin
El uso de estos plaguicidas es contrario a las prácticas agrícolas ambientalmente sostenibles. No proporciona ningún beneficio real a los agricultores, disminuye la calidad del suelo, daña la biodiversidad y contamina el agua, el aire y los alimentos. Ya no hay razón para continuar por este camino de destrucción.
El informe se compone de tres documentos que examinan nuevos datos sobre el modo de acción, el metabolismo, la toxicidad y la contaminación ambiental de los neonicotinoides y el fipronil.
Efectos de los neonicotinoides
Los efectos letales y sub letales de los neonicotinoides y el fipronil sobre los organismos y sus efectos en los ecosistemas; y la eficacia de los neonicotinoides y el fipronil en la agricultura y los enfoques alternativos para el control de plagas.
Sólo una pequeña fracción del uso de pesticidas sirve para combatir plagas. La mayoría simplemente contamina el medio ambiente con un daño generalizado para los organismos «no-objetivo, dijo Faisal Moola, profesor adjunto de ecología de la Universidad de Toronto.
Los hallazgos
“El uso de estos plaguicidas es contrario a las prácticas agrícolas ambientalmente sostenibles.
No proporciona ningún beneficio real a los agricultores, disminuye la calidad del suelo, daña la biodiversidad y contamina el agua, el aire y los alimentos. Ya no hay razón para continuar por este camino de destrucción «.
En 2013, la Unión Europea impuso una moratoria sobre ciertos usos del imidacloprid, la clotianidina y el tiametoxam en cultivos atractivos para las abejas, y ahora está considerando una propuesta para prorrogar esta moratoria.
La nueva ley de biodiversidad de Francia incluye una disposición para prohibir todos los usos de neonicotinoides a partir de septiembre de 2018.
En general, el experimento global con los neonicotinoides está emergiendo como un claro ejemplo de fracaso en el control de plagas
Jean-Marc Bonmatin
Prohibición de los neonicotinoides
Los gobiernos de todo el mundo deben seguir el ejemplo de países como Francia para prohibir los neonicotinoides y avanzar sin demora hacia modelos sostenibles, o modelos de manejo integrado de plagas».
“Considerando la amenaza que representan los neonicotinoides para el medio ambiente y nuestra salud, y las alternativas existentes, todos necesitamos trabajar con los agricultores para que la transición hacia una producción de alimentos menos contaminante se produzca lo antes posible «
Dijo Noa Simon Delso, veterinaria y eco toxicóloga del CARI.
«Durante los últimos 60 años, hemos participado en un carrusel de pesticidas, donde se liberan generaciones sucesivas de plaguicidas, y una o dos décadas más tarde quedan prohibidos cuando surge el daño ambiental que provocan. Cada vez que son reemplazados por algo nuevo, y cada nuevo grupo de químicos trae problemas nuevos e imprevistos. Teniendo en cuenta nuestra inteligencia, es notable que los humanos podamos seguir cometiendo el mismo error una y otra vez.»
Dave Goulson
¿Cómo afectará a los polinizadores el cambio climático?
Lluvias abundantes y fuera de época que provocan desfases y caídas de flores mermando la alimentación durante el tiempo de pecoreo debilitando las colmenas.
Por otro lado, las enormes sequías, incendios y desertificación han contribuido con la pérdida de especies vegetales y hábitat en muchas zonas del mundo.
Sin duda, el clima está en aumento de cambios insospechados y es muy poco lo que conocemos respecto a las consecuencias que tendrá sobre los polinizadores tanto silvestres como sobre Apis mellifera.
El aumento de las plagas y enfermedades con respecto al aumento de las temperaturas o cambios climáticos también es un factor por considerar, a mayor aumento de temperatura más plagas y enfermedades se pueden desatar.
Debemos contener el incremento de temperaturas
Mientras El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de a ONU recomienda contener el incremento de temperaturas en 2º C o, incluso, 1,5 °C por debajo de las temperaturas de la época preindustrial.
No sabemos a ciencia cierta cuál será el impacto potencial del cambio climático sobre el comportamiento, la fisiología y la distribución de las abejas, así como sobre la evolución de la interacción de las abejas con enfermedades.
Se necesitarán medidas de conservación para evitar la pérdida de esta rica diversidad genética de abejas melíferas y para preservar los ecotipos que son tan valiosos para la biodiversidad mundial.
Sembrar conciencia y pasar la acción
Uno de los principales argumentos y armas desde el mundo del activismo es la «concienciación», el hacernos conscientes del papel que desempeñan los insectos silvestres y abejas en la polinización y por ende nuestra alimentación y en la biodiversidad.
Nos puede llevar a buscar soluciones de modo local, pequeñas acciones como sembrar flores, poner bebederos de agua, cuidar nuestra flora nativa, proteger hábitats y zonas buffer o de exclusión y amortiguamiento de biodiversidad.
Tomemos conciencia del peligro
No utilizar químicos en nuestros huertos y jardines, sembrar flora variada y de alto aporte nutricional, facilitar hoteles para insectos solitarios y apoyar la apicultura local son sin duda aportes directos a los polinizadores.
Recordemos también la importancia de apoyar a los apicultores en su trabajo y difusión del oficio, los apicultores juegan hoy día un papel de héroes anónimos en el cuidado diario de las abejas, que ante tantas amenazas.
Ya no pueden sobrevivir sin los cuidados necesarios, por tanto ellos no solo son apicultores sino también ecologistas y protectores de una especie de la cual dependemos y que ha sido catalogada como en «riesgo de extinción.»
Fuentes :
Noa Simon Delso / Investigación mundial revela nuevos impactos ecológicos negativos de los plaguicidas neonicotinoides.